Si otros brazos se sintiesen igual, si en el calor ajeno el abrigo fuese gemelo, pretendería en las sábanas de aquel encontrar el perfume de este. Porque si los abrazos de distinta piel se apreciaran semejantes, no serían, en fin, más que una prolongación de uno en el otro.
But who prays for Satan? Who in eighteen
centuries, has had the common humanity to
pray for the one sinner that needed it most?